teffymarie

Ella sonríe con amenidades vulgares. Y basa su modus operandi en las reglas internacionales de modales.  Le advierten que esta fuera de lugar, y de ella se aprovecharan.  Ella sonríe y desenvuelve un caramelo escarlata. Se posa sobre un muro, y lo lame, mientras sus dedos delgados juegan sobre su falda de ballet.  Varias miradas se dirigen a ella, pero la suya esta consagrada a las nubes.  Una flor rosa sin un pétalo cae sobre su hombro, y percibe dos ojos celestes fijos en su dirección. La sensación es de amabilidad.  El habla sobre los cambios en la atmósfera, y ella escucha. 

¿Alguna vez han sentido una sensación de asco tan extrema, que piensan en formas de suicidio? Porque yo si. Me atrevo a decir, que ese sentimiento, ha sido mi mejor y peor amigo. A veces, temo que en realidad mi cabeza este perdida. Otras, funge como sustituto de mi inexistente "sentido común". Para ti son pequeñas cosas cotidianas. Para mi, lo son todo. Lo que impulsa mi deseo incansable de acariciar un cristal sin grietas. Y como es de esperar, regreso a mis paredes a lamentarme. Y siento asco de mi misma, al juzgar a aquellos que aun no me descartan por completo. Siento un asco tan irreprochable, que me desespero por

¿De donde proviene ese brote repentino de emociones? Un impulso incesante a predisponerte, ¿…a imaginar escenas cotidianas y espontáneas o poeticamente elaboradas? Me hallo frecuentemente convenciéndome en que no eres mas de lo que yo decida. O de lo que ese impulso decida. Bajo las capas de piel barnizada con inseguridad, se presiente que durara lo que la primavera, y a su vez agitara torbellinos en un mar de cicatrices violetas. Su sombra tal sabor a polvo en los labios, que entra y reseca las cuerdas. Y me resigno a algo que la intuición siempre me ha susurrado. Se abrazara a la cadena. Te soldaré de

Pensamientos en el bolsillo, y manos en la cabeza, se paseo sin mirar a nadie por la plaza. Cuando todo parecia tener rumbo, es cuando mas fácil se perdía. Ya lo había probado relativamente todo. Y detestaba relativamente todo. No conocía a nadie. Quizás ni a si misma, pero eso no importaba. La repulsión era la misma. Cada cosa, cada detalle, cada acción. Enfriaba su piel con el mayor asco y solo una diminuta parte de su pupila la delataba. Sonreía con destreza. Y causaba una sensación extraña e incomoda en quienes la rodeaban. Es interesante como todos podemos comunicarnos por un delgado f